Aprender cómo comprobar la velocidad de tu sitio no tiene por qué ser desalentador. Esta breve guía te dará las bases y te orientará en la dirección correcta.
Lo primero que hay que comprender es que no existe una única métrica o medida para la “velocidad”. No hay un número simple que puedas usar para medir la rapidez con la que cargan tus páginas.
Piensa en lo que pasa cuando cargas un sitio web. Hay muchas etapas diferentes y muchas partes que se pueden medir. Si la conexión de red es lenta, pero las imágenes se cargan rápidamente ¿qué tan “rápido” es el sitio? ¿Y qué pasa al revés?
Incluso si quieres simplificar todo esto a algo como “el tiempo que tarda hasta que todo se carga”, sigue siendo difícil llegar a un número útil.
Por ejemplo, una página que tarda más tiempo en terminar de cargar puede proporcionar una versión funcional “ligera” mientras la página completa se está descargando en segundo plano. ¿Es “más rápido” o “más lento” que un sitio web que carga más rápido, pero que no puedo usar hasta que esté terminado de cargar?
La respuesta es “depende”, y hay muchas maneras diferentes en las que podemos pensar o medir la “velocidad del sitio”.
Desde el momento en que haces clic en un enlace (o presionas el botón “Enter” en tu barra de direcciones), un proceso comienza a cargar la página que has solicitado.
Ese proceso contiene muchos pasos, pero se pueden agrupar en etapas amplias que se parecen a ésta:
Aunque la documentación de Google puede ser un poco ambiciosa sobre los plazos de estas etapas, el modelo es útil. En esencia, el proceso puede describirse en tres etapas de carga.
En primer lugar, el hardware físico de tu dispositivo necesita conectarse a Internet. Por lo general, esto implica mover datos a través de cables de fibra transatlánticos. Esto significa que está limitado por la velocidad de la luz y la rapidez con la que tu dispositivo puede procesar la información.
Aquí, el dispositivo le pide al servidor una página y el servidor prepara y devuelve la respuesta.
Esta sección puede ser un tanto técnica, ya que se centra en el rendimiento del hardware del servidor, las bases de datos y los scripts. Es posible que tengas que pedir ayuda a tu proveedor de hosting o a tu equipo técnico.
Pueden proporcionar gráficos y métricas en torno a cosas como consultas lentas a la base de datos y scripts lentos. Armado con esta información, puedes entender mejor si tu hosting está a la altura o si necesitas hacer cambios de código en tu tema/plugins/scripts.
WordPress también cuenta con excelentes plugins para realizar este tipo de análisis – soy un gran fan de Query Monitor. Este proporciona una gran visión de qué partes de WordPress pueden estar retrasando el proceso, ya sean tus temas, plugins o entornos.
Esta etapa es donde la página necesita ser construida, diseñada, coloreada y mostrada. La forma en que se cargan las imágenes, en que se procesan JavaScript y CSS, y cada etiqueta HTML individual en tu página afecta la rapidez con la que se cargan las cosas.
Podemos monitorear algo de esto desde el “de afuera hacia dentro” con herramientas que escanean el sitio web y miden cómo se carga. Te recomiendo usar múltiples herramientas, ya que miden las cosas de manera diferente y son útiles para diferentes evaluaciones. Por ejemplo:
Este tipo de herramientas son excelentes para detectar cosas como imágenes que necesitan ser optimizadas, tu CSS o JavaScript es lento, o de dónde estás esperando que se carguen los activos de otros dominios.
A pesar de todas estas piezas móviles, hay algunas métricas universales que tienen sentido medir y optimizar para todos los sitios. Estas son:
Estas son métricas mucho más sofisticadas que “cuánto tiempo tardó en cargarse” y, lo que es quizás más importante, tienen un enfoque centrado en el usuario. La mejora de estas métricas debe correlacionarse directamente con la satisfacción del usuario, lo que es súperimportante para el SEO.
Fuente: Yoast