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25 marzo, 2015Características de un buen líder en una startup
Generalmente los éxitos empresariales están determinados por varios factores: la idea, la ejecución, el mercado, entre otros, pero hay un factor que se destaca por su importancia: el equipo y las personas que dirigen los proyectos. Líderes como Steve Jobs son fuente de inspiración y han cambiado el curso de la historia en algunos aspectos. Muchos intentan seguir su camino pero la realidad indica que muy pocos van a poder ser esos hombres elegidos de hacer que sus ideas revolucionen el mercado.
Ya que no solo basta con tener talento y ser inteligentes, para ser un buen líder se necesita tener ciertas cualidades que permitan alinear a todos los involucrados –y sobre todo a los inversionistas– para que una startup tome forma y finalmente se convierta en un proyecto de negocio rentable y exitoso.
Un líder necesitia visión y metas claras
El primer punto de ser un buen líder en una startup es tener en mente una visión empresarial fuerte y convincente de hacia dónde se dirige el negocio. Esto es clave para tener confianza en sí mismo y en que el proyecto tendrá éxito, a pesar de todas las dificultades y momentos malos a los que se enfrentará irremediablemente.
Después es muy importante que tenga muy claras y bien definidas las metas y objetivos que quiere lograr. A pesar de que esto es algo que se supone es casi obligatorio, la confusión en las ideas y el planteamiento de objetivos no realistas hace que el líder pierda poder de convencimiento y se convierta más en un soñador que en un buen guía.
Saber comunicar, escuchar y ser flexible
Un buen líder debe seducir a los que los rodean, cautivarlos y hacer que lo sigan. Pero esto solamente se logra cuando es capaz de comunicar de forma precisa, clara y emotiva sus ideas, sus proyectos y sus objetivos.
Para una startup esto es fundamental, ya que si no se convence y se motiva a los empleados de que su labor y su esfuerzo será recompensado, la motivación del equipo decaerá. Por eso el líder debe de ser convincente en lo que expresa, ser coherente con lo que hace y escuchar la opinión de todos los que están a su alrededor.
Si no sabe comunicar bien sus ideas y objetivos, tampoco va a convencer a los inversionistas, ya que no podrá transmitir la esencia de su proyecto ni el impacto que puede tener en el mercado. Con esto, muchos planes se vuelven prácticamente irrealizables, ya que sin apoyo financiero algunas ideas solamente se quedarán en el tintero y no se materializarán.
Una comunicación abierta, sincera y honesta del líder hace que se den lazos de confianza entre todo el equipo, que encuentren apoyo conjunto en los momentos difíciles y que todos caminen hacia los mismos objetivos compartidos. Es decir:
Así, un buen líder sabe de lo que son capaces sus colegas y los motiva a dar más aumentando su autoestima y valorado sus cualidades. También es capaz de evaluar las condiciones y adaptarse a las nuevas exigencias que se van dando en el camino. Es flexible en su postura y siempre se mantiene enfocado en buscar la forma de alcanzar sus objetivos y metas.
Como dice Warren Bennis, experto en temas de organizaciones empresariales,
“Yo solía pensar que la ejecución de una organización era equivalente a la realización de una orquesta sinfónica. Pero ya no creo en eso con las startup, ahora es más como el jazz. Hay más improvisación”.
Es decir, siempre hay que buscar caminos alternos para llegar a la meta.
Hay que tener mucha inteligencia emocional
Las características propias de las startup hacen que las cosas a veces se compliquen más de lo que se tenía previsto.
Ante escenarios confusos y sombríos, un buen líder siempre busca soluciones, mantiene una actitud proactiva y se mantiene en movimiento para encontrar salidas.
La inteligencia emocional del líder será un punto clave para el éxito de una startup, ya que a diferencia de las empresas tradicionales, las decisiones que tome afectarán o beneficiarán de forma directa a todos los miembros del equipo y el proyecto puede perder fuerza si los juicios y las decisiones se hacen al calor del momento y en arranques de ira o de pánico.
Así, la estabilidad emocional del líder siempre será el punto de apoyo en donde todos los participantes del proyecto –incluyendo los inversionistas– podrán descansar y sentirse seguros cuando las cosas no van bien.
Existe una gran diferencia entre ser un jefe y un líder. Todo se basa en la manera en que una persona puede convencer y cautivar a los demás para que lo sigan en esos proyectos que pueden cambiar al mundo. Por eso mandar es fácil, ser un buen líder es un don especial que muy pocos poseen.